SOMOSMASS99
Caitlin Johnstone*
Australia / Miércoles 19 de junio de 2024
Los niños muertos no me afectan como antes.
Las imágenes. Los videos. Todavía molestan y horrorizan, pero no como lo hicieron al principio. Ni de cerca.
Y, sinceramente, lo odio. Odio que esa parte de mí haya sido robada.
Por mucho que odiara que me golpearan el corazón todo el día y tener pesadillas toda la noche, prefiero tener eso que esta disminución de la sensibilidad.
La gente no debería ser insensible a tales horrores. La gente no debería acostumbrarse a los bebés decapitados y a los cuerpos pequeños y destrozados. A los cadáveres atropellados por tanques. A las partes del cuerpo que llevan en bolsas de plástico los seres queridos.
Estas cosas deberían perturbarte. Deberían sacudirte hasta la médula. Pero ya no lo hacen. Aquí no.
Me aferré a ello todo el tiempo que pude. Se sentía como un deber solemne, aferrarse a esa parte de mí que todavía gritaba con una mezcla adecuada de dolor e indignación por el último pequeño cuerpo destrozado. Pero la desensibilización se establece en si lo quieres o no. Después de todo, así es como crean soldados.
Odio que estos pinchazos hayan amputado esa parte de mí, y odio saber que nunca volverá a crecer. He sido permanentemente desfigurada por dentro, mutada por atrocidades, hasta aquí, a salvo en los suburbios de Melbourne.
Y odio que esto esté sucediendo en todo el mundo a todos los demás que han mantenido su mirada fija en Gaza. En todo el mundo, la humanidad está siendo mutada. En todo el mundo se está robando algo sagrado de los corazones de la gente buena. En todo el mundo, la gente está encontrando callos donde solía haber ternura.
Y quiero que me devuelvan mi ternura, ¡maldita sea! Quiero recuperar mi ternura.
Devuélvanme las pesadillas. Devuélvanme las lágrimas. Devuélvanme las arcadas en seco sobre el inodoro y los temblores bajo las mantas. Devuélvanme el colapso en el sofá y sin poder moverme durante varias horas hasta que mi sistema pueda recuperarse de lo que mis ojos acaban de ver.
Lo tomaré. Lo recuperaré todo de nuevo. Solo devuélvanme esa parte suave y tierna de mí que ha sido marchitada por un genocidio transmitido en vivo.
Lo cuidaré bien. Le daré de comer cosas buenas. Le daré mucho sol, acurrucado con delicadeza en mis manos junto a la ventana. Lo llevaré a pasear, y dejaré que se regocije con los niños corriendo y jugando, con sus partes juntas y su interior en el interior.
No me dejen endurecida y oscurecida como un soldado. Devuélvanme esa parte suave y sagrada de mí que llora por los cadáveres de los niños, para que pueda contemplar el mundo suavemente de nuevo.
* Mi trabajo está totalmente financiado por los lectores, así que, si te ha gustado este artículo, si quieres aquí tienes algunas opciones para echar algo de dinero en mi bote de las propinas. Todas las obras son coautoría con mi marido Tim Foley.
Foto de portada: Caitlin Johnstone web.
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